Trabajando el Desapego
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El desapego y nuestra necesidad de tener y retener

Cuando empiezas a plantearte vivir de otra manera debes desprenderte de muchas cosas, entre ellas: creencias, objetos, mitos, miedos y sobre todo personas tóxicas para tus sueños y tu desarrollo personal.

Trabajando el Desapego

¿Por qué es necesario trabajar el desapego para perseguir tus sueños?

Cuando te pones en la tarea de perseguir tus sueños. De hacer todo por ir tras ellos, descubrirás, en algún momento del camino, que andas apegado a muchas cosas materiales, físicas y emocionales. Te daré uno de muchos ejemplos:

Tu sueño es ser dueño de tu propia empresa. Sin embargo, cuando te pones en la tarea de emprender, empiezas a ver que es complicado. No es tan sencillo como dejar tu maravilloso trabajo actual y lanzarte a crear el negocio que quieres.

Resulta que tienes que invertir tiempo, dinero y conocimientos para arrancar y muchas personas no pueden dejar su trabajo porque llevan muchos años en él y tienen la creencia de que nadie lo hace como ellos.

Además, si lo dejan y las cosas no funcionan ¿Qué dirá su familia? ¿Qué pensarán sus vecinos?

Tal vez pierdas algunas de sus comodidades, como por ejemplo salir los fines de semana con tus amigos o comprarte ropa cada cambio de temporada.

Desprenderse de un trabajo, de comodidades y de necesidades que nos han creado otros, no es sencillo, así sea para perseguir tus sueños. Requiere mucho esfuerzo y sobre todo crear conciencia de:

Primero, no eres indispensable para nada, ni para nadie en un trabajo. Segundo, nadie debería estar contigo por lo que ofreces o das en una relación y tercero, no deberías de hacer las cosas que haces para complacer a otros y menos aún pensando en el qué dirán si…

[piopialo vcboxed=”1″]Soy del pensar que entre menos tienes, más feliz eres y te diré por qué[/piopialo]

Dejas de preocuparte por adquirir objetos, personas y sentimientos que muchas veces no necesitas.

Dejas de buscar y trabajar para tener y retener

Dejas de concentrarte en conseguir más amigos que en muchas ocasiones no te sirven de nada

Dejas de preocuparte por aparentar o complacer a otros

Empiezas a enfocarte en otros aspectos de tu vida como por ejemplo:

Cuidas y cultivas más tu espíritu.

Empiezas a enfocarte en una búsqueda personal y hacerte preguntas más profundas sobre tu vida y el porqué estás aquí.

Te preguntas más a menudo qué te hace feliz y por qué no estás en camino a serlo.

Empiezas a valorar las cosas pequeñas de la vida, como el día que hace (sea que haya sol o frío); el compartir con un extraño; el conectarte con la naturaleza; el ayudar al prójimo así no le conozcas, por el sólo placer de hacerlo.

Notarás que empiezas a andar más libre, más liviano, mucho más ligero y no solamente de equipaje físico, sino de cargas emocionales, porque aprendes a dejar de retener los objetos, pero sobre todo, aprendes a dejar ir a las personas que te rodean. Empiezas a verlas como lo que son, personas libres que hoy pueden estar contigo, pero mañana pueden irse porque es su elección.

¿Por qué cuesta tanto desprenderse?

No te diré que es fácil. Desprenderse es muy complicado. Llevamos años trabajando para tener más que otros y nos hemos olvidado de aceptarnos, amarnos y buscar nuestra felicidad en nosotros mismos y no en otras personas u objetos que tengamos.

Aprender a vivir con poco, es el sueño que muchos tenemos. No solamente para ser más libres al momento de perseguir aquello que tanto deseas, sino porque es una forma de liberarnos de cargas, como ya te he dicho.

Cuesta desprenderse porque vivimos en una sociedad de consumo y nos han criado desde pequeños pidiendo y sobre todo dándonos lo que pedimos y muchas veces exigimos.

Por eso cuando crecemos lo único que queremos es tener. Tener el trabajo ideal, la pareja perfecta, la casa soñada, todo el dinero para hacer lo que deseamos, lo último en tecnología, la mejor ropa, etc.

Puede que no lo hagamos de una manera consciente pero seguro que muchas veces compramos cosas no porque las necesitemos sino porque podemos y el problema mayor no es ese, el problema viene cuando al momento de dejarlo ir, ya sea regalarlo, perderlo o venderlo, nos cuesta porque resulta que “eso” nos pertenece.

Nada te pertenece

Sería bueno que en la escuela o, mejor aún, en nuestro hogar nos enseñaran desde pequeños que nada realmente es nuestro. Por más que te lo hayan regalado o lo hayas comprado, nada es tuyo.

El día de mañana lo pierdes, te lo roban, no lo necesitas, así y todo no quieres dejarlo ir porque te lo dieron o porque lo compraste y te pertenece. Así de simple, es tuyo y ¿Por qué dejárselo a otro?

Por eso te enojas, peleas, te pones de mal genio, despotricas de tu pérdida, cuando realmente ese algo no era tuyo. Estaba contigo en un momento para que aprendieras, pero ahora debe seguir su camino.

Como te dije, no es sencillo, no estamos educados para eso. Nos han enseñado que entre más tengamos mejor, que entre más cosas llenen el espacio que habitamos más éxito tenemos. Eso es una gran mentira, el tener no demuestra nada.

Cuando somos capaces de soltar, de dejar libre, de no ver a las cosas y personas como “nuestras”, más fácil, rápido y sencillo será para nosotros el vivir y disfrutar el aquí y el ahora. Más rápido empezaremos a valorar nuestras relaciones con otros y empezamos a comprender que el tener y retener no es lo mejor, porque resulta que otros también necesitan aquello que llevamos meses sin tocar.

¿Para qué nos llenamos de objetos que no necesitamos? ¿Con qué fin dejamos cosas en nuestro hogar llenándose de polvo y dañándose cuando podríamos mejor donarlo o venderlo a otros que sí lo necesitan?

¿Por qué es tan difícil dejar ir esos objetos y más aún esas personas que ya no quieren estar con nosotros o que sencillamente necesitan irse y seguir su camino?

Lo dicho, desapegarnos no es fácil. Desprenderse de algo que ha sido nuestro tanto tiempo cuesta mucho. Sin embargo, cuando empiezas a trabajar el desapego, descubrirás que es fácil vivir sin retener y vas a empezar a ser mucho más feliz, porque dejarás de preocuparte por: 1. Conseguir o Tener 2. Retener y 3. Conservar

Porque eso sí, conseguir es el primer paso. Lucharás durante meses, tal vez años por tener algo. Luego deberás trabajar tiempo extra en retener y conservar eso que has conseguido con tanto esfuerzo.

La pregunta es ¿Para qué sigues en ese círculo vicioso? ¿Qué necesidad tienes de llenarte de cosas?

[piopialo vcboxed=”1″]El desapego no es desamor. El desapego es sostener nuestra libertad, permitiendo, también, ser libres a quienes amamos[/piopialo]

Para viajar es necesario empezar a trabajar el desapego

Pues bien, si tu sueño es viajar por el mundo o vivir con la posibilidad de libertad para hacer y ser quien quieras dónde quieras y cuándo quieras, te diré que si quieres disfrutar realmente esa decisión, trabajar el desapego es algo que debes poner en el listado.

¿Te has fijado en las personas que viajan? Seguro te habrás dado cuenta que hay muchas clases de viajeros y mochilas.

Hay aquellos que viajan hasta con 5 piezas de equipaje para un solo fin de semana

Hay otros que llevan una mochila tan pequeña que no entiendes qué se van a poner durante todo un mes de vacaciones

Las mujeres, sobre todo, tenemos el problema que queremos viajar con un par de zapatos para cada pinta que llevamos. Además, queremos meter en nuestro equipaje todo el maquillaje que usamos, más secador, plancha para el pelo, cepillos y 20 mudas que de seguro solamente usaremos 5 o 6.

Los hombres son más prácticos, no todos, pero sí la mayoría. Así y todo, algunos terminan empacando más de la cuenta y por eso a la final, para un par de semanas, terminamos llevando en nuestro morral más de lo que necesitamos.

Y eso que me falta por mencionar, aquellas personas que tienen la necesidad de comprar cosas en cada lugar que visitan. Porque resulta que “es necesario” llevarle a sus amigos, familia y conocidos recuerdos. Más lo que ellos necesitan para llenar su casa de objetos del viaje que han hecho.

Por ellos siempre debes dejar espacio en la maleta para estas adquisiciones o comprar una para llevar las cosas nuevas.

También existen muchas personas que dejan de viajar porque resulta que tienen varias cosas en su casa y nadie quien les cuide.

Sus familiares y amigos viven lejos o andan de vacaciones y como hay muchas personas dueñas de lo ajeno, tienen miedo de dejar su casa “abandonada” durante las vacaciones. Por eso deciden que lo mejor es no salir.

Otras personas son tan apegadas a sus familiares y amigos que luchan y pelean porque estos no salgan de su control. Quieren que se “queden” ya sea en su pueblo, ciudad, región, país o hasta mundo, con tal de que no le dejen.

Les cuesta desprenderse cuando ellos quieren volar. Les cuesta dejarles ir cuando mueren, porque los creen suyos y de su propiedad.

El apego hace que seamos irracionales, que no dejemos descansar en paz a los que se han ido y también que los otros no disfruten de sus decisiones por lo que han dejado “aquí”.

Adicional a todo esto, si tienes la fortuna y posibilidad de tener un año sabático e irte a recorrer el mundo, la pasarás muy mal si cargas mucho peso en tu equipaje.

A no ser que seas de los afortunados que pueden pagar a alguien que cargue su equipaje, serás tú quien lo haga y luego tu espalda es quien sufra por el peso.

Además, ¿Qué necesidad de llevar tantos objetos a cuestas, cuando en el lugar al que vas, seguro conseguirás las mismas cosas?

No pretendo decirte con esto que debes regalar tus objetos personales ya mismo. Que seas un desprendido y que dejes todo aquello que has conseguido con tanto esfuerzo. No se trata de eso, simplemente quiero que reflexiones, que pienses en qué tan apegado estás a tus objetos personales y a las personas que te rodean.

Cómo puedo trabajar el desapego

No he leído sobre el tema y no me considero una experta en desapegarme de los objetos materiales que me rodean, ni de las personas que son importantes para mí.

Así y todo, llevo años trabajando el desapego, llevo años viviendo con poco y sobre todo llevo años intentando no adquirir cosas que no necesito.

Y aunque sigo en mi proceso, te voy a compartir cómo lo he estado haciendo y cómo ahora vivo con poco, más liviana y sobre todo mucho más feliz. Así que espero mi experiencia te ayude en tu proceso:

Revisa tu closet. Desprendernos de ropa, accesorios y zapatos es de las cosas más complicadas que existen. No solamente para las mujeres.

Así que haz una buena limpieza de este espacio, y para ello te invito a que durante el proceso hagas la siguiente reflexión:

    • ¿Hace cuánto no te pones esa ropa, esos zapatos, esos accesorios?

¿Es necesario tener esas prendas que llevas tanto tiempo sin utilizar?

¿No crees que alguien podría estar necesitando esas prendas?

Despréndete, ve paso a paso. No necesariamente tienes que regalar todo en este momento. Ve, poco a poco, pero empieza a hacerlo siquiera una vez cada trimestre y ve saliendo cada vez de más cosas.

Revisa tus objetos personales. Es importante ver qué tantas cosas tienes en tu hogar, para qué lo utilizas y qué necesidad tienes de ellas.

Hay personas que son acumuladores, les gusta “coleccionar” cuanta cosa ven y encuentran y llenan su casa de esos objetos ¿Con qué finalidad? es la pregunta que te deberías hacer.

¿Para qué necesitas todo eso? Mira cada objeto que tienes y pregúntate ¿Para qué lo necesitas? y si lo regalas o lo vendes ¿Tú vida puede seguir funcionando? Si la respuesta es sí a esta última pregunta, no lo dudes y desaste de ello ya mismo.

Cuando vives con otras personas no es fácil hacer este trabajo, ya que todas tienen necesidades diferentes y apegos que manejar. Sin embargo, es un trabajo que debes ir haciendo poco a poco, sin prisa pero sí con constancia.

Desprenderse de las personas es mucho más difícil que de los objetos materiales. No para todos, pero sí para muchos. Ahí no hay fórmula secreta que ayude, pero te diré algo que es importante (al menos para mí).

Personalmente, busco que la gente que está a mi alrededor este feliz y a gusto. Si ya no son felices a mi lado, si sus sueños o su camino los lleva lejos de mí, soy capaz de sacrificar mi necesidad de ellos por su felicidad.

Porque resulta que he aprendido con los años que nadie te pertenece y que todos estamos en este mundo de paso. Estamos aquí porque es una parada obligada antes de seguir nuestro camino de evolución.

Por eso, si hoy se van las personas que tengo a mi lado, duele, claro que si, pero las dejo ir porque son sus decisiones, yo no puedo vivir sus vidas y son ellos quienes deben aprender.

No te diré que es sencillo, que es fácil y que no sentirás ganas de intervenir. Sin embargo, con el tiempo aprenderás que no es tan difícil, que ver al otro feliz y sobre todo aprendiendo de sus decisiones es el mejor premio a tu sacrificio de desapegarte.

[piopialo vcboxed=”1″]Nada ni nadie te pertenece, métetelo en la cabeza y créeme que serás cada día un poco más feliz[/piopialo]

Al final, el día de mañana cuando quieras mudarte de casa, de ciudad o de país o simplemente quieras irte y dejarlo todo, no te dolerá esa prenda, ese objeto o esas personas que dejas atrás.

Porque sencillamente nada te pertenece y los objetos materiales se reponen, los amigos verdaderos estarán allí siempre por más tiempo y distancia que los separe.

Así que empieza hoy mismo a trabajar el desapego, despréndete, desapégate y descubre otros caminos para ser feliz.

Este es un proceso genial de auto conocimiento, de aprendizaje, pero sobre todo un camino que te llenará de satisfacción y te enseñará mucho sobre ti mismo. ¿Te animas a empezar a desapegarte de objetos y personas?

Ahora es tu turno:
¿Cuál es tu experiencia trabajando el desapego? ¿Te gustaría contarnos qué es lo mejor y lo peor de intentarlo?

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