Lo peor que puede pasar
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A la hora de viajar sola ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Hace pocos días salió una noticia que conmocionó a cientos de mochileros y mujeres que viajan solas y aunque sabemos que lo peor que puede pasar es la muerte, lo cierto es que muchas moriríamos felices si lo hacemos haciendo lo que nos apasiona.

Lo peor que puede pasar

Nadie merece ser violada o maltratada por el simple hecho de estar sola o usar cierta ropa. Los tiempos van cambiando y con ello deberíamos cambiar nuestra actitud, nuestras acciones y pensamientos.

Falta mucho para vivir en un mundo de paz donde no pasen cosas malas y, mientras eso ocurre, nos toca conformarnos pensando que el mundo no es un lugar tan malo y aunque muchas personas vivan un destino cruel otras van descubriendo que hay personas buenas en el mundo y que cada cosa bien que haces se te devuelve multiplicadas por 100.

Esto es lo que ha descubierto Noelia Contreras, una chica Argentina que ha viajado sola y ha encontrado un mundo mejor del que imaginaba y ello nos lo comparte en su Blog Conquistadora de Sueños.

Te dejo con su historia y espero sigas teniendo fe en la humanidad, porque este mundo sigue siendo un lugar maravilloso para estar.

Una de las preguntas que debes hacerte ante cualquier duda o miedo que te surja, ya sea que vayas a viajar o quieras emprender un proyecto, es ¿Qué es lo peor que puede pasar? Y, cuando veas las posibles respuestas, verás que siempre está la opción de volver a empezar.

Hay una frase que dice: “A fin de ganar, tienes que arriesgarte a perder.” Entonces lo mejor que puedes hacer es arriesgarte, y no hablo de cualquier riesgo, hablo de ¡arriesgarte a vivir!

Durante mi viaje por Sudamérica, tuve muchas experiencias, que si bien, podrían ser vistas como negativas, resultaron convirtiéndose en POSITIVAS. Lo bueno de cada experiencia, y viéndolas ya desde otra perspectiva, es que entendí que terminan siendo un desafío en donde uno aprende siempre algo nuevo; te ayudan a conocerte y darte cuenta de las capacidades que tienes.

En el peor de los casos, se toma como una lección de algo que no hay que volver a hacer.

Uno de esos momentos, que pasaron de ser un riesgo a ser una protección me sucedió en Colombia. 

Me encontraba en la ruta haciendo dedo (autostop), mi destino era Barranquilla, ya que justo Manu Chao (una banda que me gusta mucho) daba un concierto gratis allí. Siempre había querido ver a Manu Chao en vivo y en ese momento se me dio todo para poder verla y encima ¡gratis!

(Autostop) El chófer que me insistía para que maneje

Volviendo a la ruta, en un momento se detiene un transporte (de alguna empresa de carga) y el señor se ofrece a llevarme.

Me subo al vehículo, me acomodo, nos presentamos y mientras hablábamos, el chofer me pregunta si sabía manejar. A lo cual le respondo que sí, pero que hace mucho no lo hacía y que no tenía carnet de conducir.

El hombre desesperado me pedía que manejara porque se venía durmiendo, y ya no se podía detener a dormir porque tenía que llegar a cierta hora. Obviamente, no lo iba a hacer, y le dije que no. Seguimos el viaje, y yo pensaba: “qué peligro viajar así, este señor se viene durmiendo y si nos pasa algo…”.

Ante esa situación, tenía dos opciones, una de ellas bajarme; la otra, seguir el viaje y ser una buena copiloto.

Encendí mi alarma de precaución, y en vez de quedarme sin hacer nada actué en consecuencia. Llevaba conmigo una botella de agua fría que le ofrecí al chofer para que bebiera y se lavara la cara. Cada tanto le preguntaba si iba bien, le hablaba y le ofrecía agua.

Así fue, hasta que casi llegando a Barranquilla, el chofer me agradeció por haberlo acompañado y me dijo que si no hubiera sido por mí se hubiese quedado dormido porque venía muy cansado. Finalmente, le hablé tanto que se despabiló.

Y como dicen por ahí, una mano ayuda a la otra. Llegamos a Barranquilla alrededor de las ocho de la noche, estaba oscuro, y es una ciudad grande. Tenía que comunicarme con el chico que me iba a hospedar y ver como hacía para llegar hasta su casa.

El chofer, me prestó su celular para llamar a mi anfitrión. Cuando le digo al hombre cual era la dirección, me dice que quedaba lejos. Me explicó que tenía que tomarme un colectivo, bajarme en cierto punto y caminar unas cuadras. Pero, él estaba preocupado por mi, y no quería dejarme sola, insistía con que era peligroso y me podían robar si me veían sola con la mochila.

Y, fue él, quien en ese momento, actuó en consecuencia. Lo que hizo fue, acompañarme hasta el lugar donde debía tomar el colectivo, parar el micro e indicarle al chofer a donde me tenía que bajar. Así fue, que aquel hombre cuidó de mi y, podría decir, que yo de él. Nos despedimos con un abrazo que selló aquel encuentro.

Noelia Contreras

Anfitriones casuales (El mundo está lleno de gente generosa)

Esta segunda historia, es la continuación de la anterior, o sea lo que sucedió después pero con otros protagonistas. Cuando hablé con mi anfitrión (al que contacté por couchsurfing), me avisó que estaba en la universidad (que se había olvidado de mencionármelo) que salía a las nueve del noche, por lo cual se demoraría un tiempo en llegar. Me dio las indicaciones de dónde esperarlo mientras tanto.

Una vez que llegó al lugar, un negocio de comestibles, que tenía mesas y sillas afuera para comer y tomar algo. Yo estaba muy cansada del viaje, fueron muchas horas de ruta y haciendo autostop, por lo cual, lo primero que hice fue sacarme la mochila y sentarme (mientras pensaba en tomarme una cerveza bien helada).

En eso, escucho una voz, que dice: “argentina”. En el lugar había una sola mesa ocupada por tres personas y yo, que acababa de llegar. Miro sorprendida, y pensé “¿Cómo sabe que soy argentina?”.

Inmediatamente, me invitan a sentarme con ellos y a tomar una cerveza. Eran dos hombres y una mujer. El que afirmó que yo era argentina, era uno de ellos, pero tenía la particularidad que tampoco era colombiano, sino de Nueva Zelanda.

Cuando le pregunté cómo supuso que yo era argentina me responde, algo así como: “sólo un argentino puede andar solo a esa hora con la mochila sin preocuparse”. Lo que me causó mucha gracia.

Posteriormente, se sumó a la mesa Erika, amiga y traductora del Nathan. Mientras esperaba a que llegara el chico que me iba a hospedar en la mesa me interrogaban. Y sorprendidos, me preguntaban si conocía a mi anfitrión, yo les decía que no e intentaba explicarles como lo contacté y cómo funciona el couchsurfing.

Entre charla y charla, Erika me dice que agende su número de teléfono, y que cualquier cosa que le escriba, que podía ir a su casa a quedarme o me podía llevar a conocer la ciudad al día siguiente.

Cuando llega mi anfitrión se presentan, hablan con él y finalmente me despido agradecida por la invitación y la calidez con la que me trataron.

Al llegar a casa de mi anfitrión me presenta a sus padres, me pregunta si no tenía problemas en compartir la habitación y me acomoda un colchón en el piso.

Charlamos muy poco, porque estaba muy cansado. Entonces, me cuenta que se levantaba alrededor de las 6 de la mañana para ir a trabajar (trabajaba en un call center) y por la tarde, salía del trabajo y se iba a la facultad y llegaba a su casa alrededor de las diez de la noche. Por lo cual, era más que entendible que estuviera cansado. Él sólo quería dormir.

Me pide disculpas porque se había olvidado de comentarme esos detalles, cuando aceptó recibirme; y que no tendría tiempo para compartir conmigo. Por lo cual, agradecí su disposición y le comenté que las personas que había conocido me habían ofrecido hospedarme y que si a él no le molestaba me iría con ellos, ya que uno de los motivos por los que me gusta el couchsurfing es por el hecho de poder compartir con la gente local.

Finalmente me puse en contacto con Erika y al día siguiente tenía nuevos anfitriones, a los cuales había conocido de casualidad. Fueron muy hospitalarios conmigo y compartimos paseos por la ciudad.

En la casa de Erika tambíen se hospedaba Vivi, una colombiana que vivía en Venezuela y estaba trabajando en Colombia. Hicimos una linda amistad y cuando llegué a Venezuela, también me recibió.

El viaje y el camino están llenos de sorpresas.

La ruta y los policías

Casualmente todas estas historias me sucedieron en Colombia. “Lo peor que te puede pasar es que te quieras quedar”, eso fue lo primero que me dijeron cuando entré al país. Sin dudas, no hay mejor frase que describa a este hermoso país.

Iba rumbo a un pueblo llamado La Unión a visitar a un amigo que había conocido durante mi estadía en Ecuador. Le había dicho que cuando llegara a Colombia iría a visitarlo y así fue.

Salgo desde San Juan de Pasto rumbo a La Unión y a la salida de la ciudad me levanta un camión. El chofer me deja en una bifurcación, ya que él se dirigía a otro lugar.

En aquella bifurcación había un puesto de control policial y algunos puestos de comida al paso. Me quedo allí, aprovecho para almorzar y mientras estaba comprando, se me acerca un policía y comienza a indagarme.

Me pregunta qué hacía allí, de dónde era, hacía dónde iba, luego me indicó en qué lugar debía pararme para hacer dedo y se fue. Unos minutos después, cuando ya estaba en el lugar indicado se acerca otro, y comienza con el mismo cuestionario.

Me dice que tenía que tener cuidado, que era peligroso, me habló de la guerrilla y demás advertencias. Después, se acercaron dos más, y sin darme cuenta estaba rodeada de policías.

Lo gracioso fue que ellos me veían y me interrogaban con curiosidad, querían saber sobre mi forma de viajar. Me preguntaban, por qué viajaba sola y a dedo.

En un momento, uno de ellos le grita a otro: “¡Sargento, mire una argentina!” (cual bicho raro), yo no podía creer la situación que estaba viviendo. La historia, no pudo tener un final mejor.

Ellos mismos se encargaron de hacer el autostop y embarcarme a un vehículo. Detuvieron a una combi que llevaba pasajeros y le preguntaron al conductor si me podía llevar. El hombre no dudo en decir que sí.

Le expliqué que estaba viajando a dedo (por si me quería cobrar el boleto), pero no hubo ningún inconveniente ni de su parte, ni por parte de los pasajeros. Y en esa combi terminé llegando al encuentro con mi amigo Felipe.

La moraleja de estas aventuras: No hay nada que temer. Asume los riesgos de vivir. Siempre que tengas miedo o estés en duda de hacer algo, hazte la pregunta: ¿Qué es lo peor que puede pasar?

La vida es un desafío constante, y siempre se puede volver a empezar.

¿Qué te han parecido las anécdotas de Noelia? ¿Crees que es un riesgo confiar en personas que no conoces? ¿Cuál es tu experiencia?

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37 comentarios

  1. Uff yo no sé si sería tan valiente como Noelia. Para viajar sola, sí, perfectamente, ya lo he hecho. Pero para hacer autostop o hospedarme con unos completos desconocidos…eso no.

    1. Hola Sorgina! Unna de las cosas que he aprendido, es que para viajar sola hay que ser fuerte de mente, dejar los prejuicios de lado, y siempre ser precavida. Un abrazo.

  2. Excelentes historias, yo he viajado a dedo muchas veces y es una experiencia única, obviamente hay que tener cuidado, pero tampoco es que debamos estar a la defensiva en todo momento. Colombia es un país hermoso y son los medios los que nos hacen creer que es hiper peligroso y que sugente es mala, pero los colombianos somos de lindo corazón. Saludos.

  3. La verdad es que la noticia de las chicas argentinas me dejó helada.
    Nunca haría autostop, no me sentiría segura, a pesar de tu experiencia entrañable, yo no soy tan lanzada. Es raro que un extraño se preocupe por ti, si muchas veces ni lo hacen los que tienes cerca…
    Bss.

  4. Creo que en todas partes hay peligro, pero no por eso debemos andar prevenidos e imaginando que todo el mundo es malo, como en todo siempre habrá quien nos quiera ayudar, como otras personas que quieran otra cosa, ahí es donde ocurren ciertos acontecimientos que marcará a las personas y según el karma de cada uno.

  5. Me ha encantado tu historia, estaba embobada leyendo!! Me parece increíble lo que haces, yo no sería capaz. Me parece súper valiente ir tu sola por el mundo y sobre todo confiar en gente que no conoces. Un gusto haber encontrado tu blog ^^ Un beso!!

  6. Yo no he tenido la oportunidad de viajar sola, no me sentirá capaz, me da mucho miedo esta inseguridad, lo he hecho con mi esposo, el se defiende un poco mas, a pesar de ser muy confiado, pero es mas cuidadoso y se que me cuidara mas.

    1. Bueno, está bien confiar en alguien, sin embargo también es genial poder confiar en ti misma y en lo que tu puedes llegar a hacer cuando te encaminas en un viaje en solitario 🙂 Todo llegará con el tiempo 🙂

  7. Yo he viajado varias veces solo o bueno no tan solo con un grupo de chicos que tengo a mi cargo en el deporte y a pesar de ser un poco mas confiado, siempre cuido mucho de cada uno de ellos, la inseguridad no es solo de algunos países, hay gente que se aprovecha de todo el mundo, es mejor la seguridad que la policía al fin y al cabo la vida es de uno.

  8. Los viajes y las grandes experiencias, gracias a dios siempre que he visitado otro lugar he conocido gente maravillosa, aunque lo que me pone de los nervios es el trafico loco que existe en otras zonas, siempre hemos recibido las recomendaciones de la gente de la zona en relación del ahorro en el hospedaje y eso ha sido de agradecer, por otro lado no nos ha pasado lo que tu has vivido con el conducto, pero vaya mal ratillo, pero en fin es lo bonito de cada viaje, tiene su no se que, que los haces especiales.

  9. Pues a la pregunta de ¿Que es lo peor que puede pasar? No te pongo lo primero que me ha venido a la cabeza porque me ha dado yuyu…No me gusta lo de viajar sola porque no me da confianza. Estoy segura de que se puede conocer gente estupenda pero también gente con la que desearía no haberme encontrado nunca…Seguro que podría ocurrir igual cuando vas acompañada, ya no digo de chica o de chico eso me es indiferente, pero el simple echo de ir acompañada transmite como mas seguridad…O al menos a mi.

    1. Zoraida, claro que si. Es normal sentirse así porque estar con alguien nos da confianza y eso vale un montón. Sin embargo el estar sola no debería ser cosa de miedo o yuyu, porque no debería ser así en un mundo donde las cosas deberían funcionar de otra manera. Nos falta mucho para ser un mundo más feliz y equitativo, pero bueno, llegará el día 🙂

  10. Sola se puede viajar… pero la cuestión es cómo. Porque por ahorrar más, también puedes perder más. Yo opino que ni hombre, ni mujer… jamás debe hacerse autostop. Nunca se sabe lo que puedes encontrar. Y tampoco estos métodos actuales de compartir coche con desconocidos para compartir gastos del trayecto. Ha habido muchos sustos e incluso algún asesinato por ello.
    Esa es mi opinión…
    Saludos y gracias por tu historia.

    1. Bueno Lorena es una opinión muy válida y real. Sin embargo por miedos no debemos encasillar a todo el mundo. Yo he hecho autoestop, he viajado con desconocidos y he tenido maravillosas experiencias, así mismo he recogido gente en la calle y nunca me ha pasado nada. Creo que en el mundo hay mucho miedo, hay mucha gente mala, pero también hay más personas buenas que quieren hacer el bien y no andan pensando en cómo hacer el mal 🙂

  11. Holaaa
    si, que noticia tan fea lo de las chicas…
    Me parece triste que hayan personas asi, que vayan haciendo dañño a quienes no merecen nada malo.. Muy buen post, conozco amigas que han viajado solas y no les pasa nada, creo que tambien es por los lugares a los que va y eso n.n
    saludos

    1. Genesis puede ser un tema de lugares o puede ser un tema cultural. Hay personas que nacieron para hacer daño y esa es la finalidad de su vida 🙁 Triste realidad para las que tienen en su destino toparse con estas personas 🙁

  12. Pues que bueno que sus historias hayan tenido un buen final, es bueno saber que aún existen personas en las que podemos confiar, la parte del chofer que tenía sueño fue quizás la más angustiante es una manera peculiar de vivir viajando y desenvolviéndose con gente extraña pero imagino que después de un tiempo le coges el ritmo.

  13. yo prefiero ir acompañada de alguien porque por el hecho de ser mujer nos puede pasar cualquier cosa. Ojala no pasaran esas cosas y podriamos ir con total libertad. un saludo

  14. ¡Hola!
    Yo dentro de unos meses, me iré de erasmus a un país el cual no he pisado nunca y estoy que tiemblo… Ya de por si, solo he salido de España una vez y fue para ir a Italia 11 dias y acompañada…
    Esta vez será a Bélgica y sola (bueno con compañeros del lugar donde estudio), vamos… sola jajaja
    Serán tres semanas extrañas, pero supongo que al final me adaptaré.
    Solo espero que no me pase nada y vuelva de una pieza a mi casa… Hay cada historia en las noticias…

    Un beso”! 😀

  15. Para mi es verdaderamente admirable quienes hacen esto, yo soy demasiado floja y no me veo en estas, o será mas bien decir que soy gallina, pero no creo que me decida un día a emprender un viaje así. Me les quieto el sombrero es de que arriesguen tanto por una pasión, pues no es solo el caso de Colombia, peligros hay en todo el mundo, uno cree que no, que es solo en su país, pero póngase a ver noticias internacionales a ver si no agradece la tierrita donde vive. Una aventura genial digna de verdaderas guerreras, felicitaciones.

    1. Es verdad Andrea, cosas malas pasan en todas partes y a veces hasta en los lugares más seguros del mundo. Yo creo que no es cosa de ser gallina, es cosa de que hay personas que nacen para esto y otras no… Así de simple. Un abrazo guapa 🙂

  16. Hola!! la verdad yo siempre que querido viajar sola, sin embargo no creo aventurarme como mochilera la primera vez, la historia de la chica es increíble, yo no me atrevería a subirme a un coche de un desconocido, pero admiro su valor de viajar sola.
    Gracias por la entrada

  17. Yo no soy tan valiente, no me atrevería a viajar sola por ahí y menos en lugares que sean potencialmente peligrosos, soy un turista cómodo jajaja Conozco la historia de esa argentina creo que fue en Galicia donde la intentaron violar no? un saludo

    1. Hola Penelope, no esa parece que es otra historia, de las chicas mochileras fue unas que mataron brutalmente el mes pasado en Ecuador. Parece que cuando suena una historia, llegan 20 más 🙁